Presidente de TECNIBERIA

"Es fundamental reconocer el carácter intelectual de la labor desarrollada por las empresas de ingeniería, arquitectura y servicios tecnológicos"


LA PATRONAL INTEGRA A MÁS DE 70 EMPRESAS CUYO VOLUMEN DE ACTIVIDAD SUPERA LOS 5.000 MILLONES DE EUROS ANUALES.

D. Joan Franco --

¿Qué balance hace desde que ocupara la presidencia de TECNIBERIA, hace ya casi un año?

Efectivamente, la Asamblea General de TECNIBERIA ratificó mi nombramiento como presidente el 14 de junio de 2022. En aquel momento me planteé varias líneas de trabajo para el futuro. Una de ellas, de las más relevantes, era la de continuar con la labor de lobby que viene haciendo la Asociación en defensa de la profesión y la recuperación de mecanismos de reequilibrio económico en la contratación pública, además de impulsar y aprovechar las oportunidades que pudieran derivarse del Plan de Recuperación de la economía española en sectores estratégicos.

En estos meses, desde TECNIBERIA hemos trabajado en estos objetivos obteniendo avances significativos. Pero hay dos cuestiones de las que me siento muy orgulloso. La primera es el acuerdo alcanzado con los sindicatos para la firma del XX convenio colectivo del sector, publicado en el BOE el pasado 10 marzo, y que afecta a más de 200.000trabajadores y tendrá vigencia hasta el 31 de diciembre de 2024.

La segunda cuestión es la labor que estamos desarrollando para ampliar y diversificar la base de nuestros asociados, desde los puntos de vista técnico y tecnológico, incorporando en la Asociación a empresas de primer nivel y de nuevas disciplinas, como la arquitectura, la energía y los datos.

 

Como comenta, uno de los objetivos de la Asociación es impulsar los mecanismos de reequilibrio económico en la contratación pública. ¿Cómo ha afectado a las empresas licitadoras o contratistas de la Administración la reciente reforma de la Ley?

Las empresas españolas de ingeniería y arquitectura consideramos que hemos de avanzar mucho más en la corrección y actualización de los precios iniciales de los contratos. En nuestra opinión, es fundamental reconocer el carácter intelectual de la labor desarrollada por las empresas de ingeniería, arquitectura y servicios tecnológicos. No puede ignorarse que el coste del trabajo depende de las personas que lo realizan (ingenieros, arquitectos, profesionales STEM…), del tiempo que le dedican y de un factor de organización que cubre los gastos generales (formación, innovación y puesta al día del conocimiento de la empresa).

Una medida adecuada para avanzar en la actualización de los precios iniciales de los contratos sería alinearse con los criterios adoptados por los Contratos para las Acciones Exteriores de la Unión Europea y los de los Organismos Multilaterales, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Asiático de Desarrollo, Banco Africano de Desarrollo y las Agencias Nacionales de Ayuda al Desarrollo (francesa, alemana, británica, etc.), en los que la adjudicación de los contratos se fundamenta en el conocimiento técnico (80%) y en menor medida, el 20%, en la propuesta económica.

Pero junto a esta posición, también podemos avanzar en otras alternativas, como la de no aceptar ni permitir la justificación de las “ofertas anormalmente bajas u ofertas temerarias”, que lo que provocan es una escalada imparable de bajas económicas concurso a concurso, comprometiendo la viabilidad de los contratos y, ocasionalmente, su calidad.

 

Por otra parte, el encarecimiento de las materias primas y la subida de la inflación ponen en peligro el cumplimiento de los contratos. ¿Cómo se puede corregir esta situación?

Esta situación ya la sufrimos desde hace unos años. La pandemia mundial ya nos dejó un encarecimiento de los suministros energéticos, así como de determinadas materias primas. La guerra de Ucrania ha agravado esta situación, afectando seriamente a los precios, a través de las sanciones económicas impuestas por la Unión Europea, así como por la reducción progresiva de la dependencia energética de Rusia.

Los precios de muchos servicios que emplean las empresas del sector de la construcción, de los materiales y de la energía siguen siendo muy superiores a los de 2020 prepandemia, lo que está poniendo en peligro el cumplimiento de los contratos. En el caso de las empresas de ingeniería, esta variación de precios nos afecta, pero en menor medida. A estos factores hay que añadir que el nuevo convenio del sector firmado recientemente, al que me he referido anteriormente, supondrá unos determinados aumentos salariales, difíciles de repercutir en los precios de venta de nuestros servicios.

Una forma de corregir esta situación son las cláusulas de revisión de precios, que tienen su origen en el interés público para evitar que los incrementos imprevisibles y desproporcionados delos precios no permitan ejecutarlos. Antiguamente, en los contratos de servicios -como los de ingeniería y arquitectura- se permitía la cláusula de revisión de precios, cláusula que ahora ya no se permite. Es fundamental corregir esta desviación en los precios, actualizando los presupuestos iniciales de los contratos e incluyendo cláusulas de revisiones de precios, dado que producen efectos perjudiciales en la estabilidad económico-financiera de las compañías del sector y, por consiguiente, en la economía nacional.

 

¿Qué pasos están dando para que la ingeniería española sea punta de lanza en sostenibilidad y poder cumplir con los Acuerdos de París?

La transición ecológica y la necesidad de descarbonizar el planeta son, sin duda, dos de los pilares en los que se debe basar nuestra actividad en la transformación de una economía lineal a una economía circular en la que estamos inmersos.

En este sentido, la evolución hacia la consecución de la máxima sostenibilidad de nuestras infraestructuras -tanto en la construcción como en la explotación- es un campo ineludible de actuación que se abre a la ingeniería. Tenemos a la vuelta de la esquina un objetivo de neutralidad climática en el que los sectores de la construcción y de la industria han de jugar un papel determinante dada su importancia ponderal en la emisión de gases de efecto invernadero. Debemos minimizar tal emisión a la vez que neutralizarla a través de la tecnología y la regeneración de nuestros ecosistemas naturales (reforestación, cuidado de nuestros océanos, etc.).

 

También es necesario invertir en la digitalización y gestión inteligente de las infraestructuras, para que nuestras empresas continúen siendo referentes a nivel mundial.

Si en la cuestión anterior apuntaba a la sostenibilidad como de una de las líneas de actuación del sector, otro campo de acción prioritario es el desarrollo digital de nuestras infraestructuras a través de diseñar los gemelos digitales que permitan la mejor construcción, explotación y mantenimiento de las mismas.

Tengo que decir que la Ingeniería española está en el pelotón de cabeza de las ingenierías mundiales. Hemos proyectado y construido de todo, mucho y durante muchos años. Tenemos compañías especializadas en todas las áreas de conocimiento de la ingeniería, de todos los tamaños, operando en todo el mundo. No en vano, entre el 70% y el 80% de la facturación de las empresas pertenecientes a TECNIBERIA se está ejecutando fuera de nuestras fronteras. Estamos participando en la redacción y ejecución de los proyectos de infraestructuras de transporte, urbanas, energéticas, hospitalarias, abastecimiento de aguas, verdes, logísticas o industriales más icónicos del mundo.

 

En este sentido, ¿cree que se hace un buen uso de los fondos Next Generation? ¿A qué se están destinando, en mayor medida?

Aun considerando reducido el volumen de subvenciones del programa Next Generation, desde la Asociación estimamos que ha incidido de manera positiva en la inversión de infraestructura pública.

Existe, asimismo, un retraso en la ejecución de las inversiones que obligará a modificar los plazos de ejecución más allá de 2026.

En cuanto a los recursos económicos de estos fondos, de los 173.525 M€ de ayuda financiera europea del programa Next Generation EU, el impacto sobre las empresas de ingeniería se deriva fundamentalmente del incremento de licitación pública para la creación de infraestructura pública y de la dotación de transferencias al Plan de rehabilitación de vivienda y regeneración urbana destinadas al sector privado, con el siguiente desglose:

• MITMA: 5.780 M€.

• MITERD: 1.463 M€.

• CCAA: 1.639 M€.

• Ayuntamientos:2.736 M€.

• Rehabilitación vivienda: 5.825 M€.

La creación de infraestructura pública se ha destinado en los siguientes macroproyectos tractores:

• Movilidad sostenible, segura y conectada: 69%.

• Preservación del litoral y recursos hídricos: 15%.

• Plan rehabilitación edificios públicos y construcción viviendas alquiler social: 4%.

• Conservación y restauración ecosistemas: 2%.

 

Para concluir, como voz de la ingeniería española, ¿cómo resumiría los retos que tienen por delante TECNIBERIA y el conjunto del sector?

Estar en TECNIBERIA ha de ser sinónimo de estar en casa. Un lugar que nos proporcione seguridad, visión de presente y de futuro, y un campo de batalla para la defensa de nuestras empresas y de un sector de importancia capital en el desarrollo industrial y la riqueza nacional.

Vamos a afrontar algunos desafíos que nos pondrán a prueba. Estamos de lleno en la era de la transformación digital, transición energética, cohesión social y territorial e igualdad de género. Diversas hojas de ruta como el Green Deal Europeo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas y el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española nos marcan los objetivos a conseguir en el corto y medio plazo.

Como reto muy específico, pero muy relevante, es fundamental que seamos capaces de retener el talento que reside en nuestras empresas y, simultáneamente, incrementar el nivel de formación, adaptándolas al progreso y a los cambios tecnológicos. Éstas tienen que ser las vías para evitar la descapitalización de la ingeniería española debido a la pérdida de atracción, de magnetismo, hacia los jóvenes para ser traídos por este sector.

Debemos demostrar capacidad para afrontar estos desafíos y ser embajadores allá donde vayamos y estar dispuestos a construir un futuro prometedor para toda la sociedad y, por ende, para todas nuestras empresas y plantillas profesionales. España no puede perder su potente independencia ingenieril.