El informe de UNECE también indica que la energía nuclear es -entre las tecnologías limpias- la que en su ciclo de vida hace un menor uso de terreno y la que requiere una menor cantidad de minerales y materiales metálicos.
Tanto la energía nuclear como las renovables no emiten gases de efecto invernadero en sus procesos de producción de electricidad, pero cada una de las fuentes tiene una huella de carbono en las distintas etapas a lo largo de su ciclo completo de vida: fabricación del combustible, construcción de las instalaciones, plazo de operación y desmantelamiento al final de su vida operativa.
En este mismo sentido, EDF Energy ha realizado un estudio referente a la central Hinkley Point C (HPC), en construcción en el Reino Unido, titulado Life Cycle Carbon and Environmental Impact Analysis of Electricity from Hinkley Point C Nuclear Power Plant Development. Los resultados alcanzados son similares al informe de UNECE, ya que indican que el ciclo de vida completo de HPC producirá 5,49 g CO2 por cada kWh generado. En el caso de tener en cuenta el impacto de las redes de transporte y distribución para llevar dicha electricidad a un consumidor final, la cifra es de 10,91 g CO2/kWh.
En España la energía nuclear lidera la producción eléctrica desde hace una década, aportando más del 20% de la electricidad que consumimos. Es también la tecnología que más ayuda a evitar emisiones contaminantes a la atmósfera. Concretamente en 2020, más del 33% de la electricidad libre de emisiones de nuestro país se consiguió gracias a la energía nuclear. Para Foro Nuclear y muchos otros organismos a nivel nacional e internacional, es una tecnología esencial en la transición energética y en la lucha contra el cambio climático.
Fuente: FN
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