Tras 10 años en los órganos de gobierno de AENOR, ¿qué le ha llevado a aceptar la presidencia de la Asociación?
Conozco bien la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR). Primero como usuario de sus servicios y después formando parte, durante cerca de 10 años, de sus órganos de gobierno, en representación de AFME (Asociación de Fabricantes de Material Eléctrico). Es una satisfacción presidir esta entidad, que lleva 30 años aportando un valor único al tejido económico español, impulsando la competitividad de los sectores de actividad. Quiero agradecer la confianza que han depositado en mí los miembros, que me han hecho aceptar con ilusión este reto. Lo asumo con el ánimo de contribuir a que AENOR siga cumpliendo con eficacia el papel para el que fue creada, ofreciendo servicios a la altura de las necesidades de los sectores en general y de las organizaciones en particular.
La Asociación cumple tres décadas desde su creación. ¿Cómo ha ido evolucionando desde entonces y qué papel desarrollan sus miembros, como ADEMI?
Desde su creación hace 30 años, AENOR ha sabido evolucionar al ritmo de las necesidades de los sectores productivos en cada momento. La situación económica general desembocó en unas nuevas necesidades de las empresas y, para responder mejor a éstas, tomamos medidas con el objetivo de ganar en flexibilidad, capacidad de servicio y oferta internacional. Normalización y Certificación vienen desarrollándose de forma independiente, pero es recomendable dar un paso más. Estoy convencido de que ampliar esa diferenciación de forma más clara nos permitirá ser mejores y más ágiles respondiendo a las demandas actuales y futuras de las organizaciones. Los miembros son el pilar fundamental de AENOR. Actualmente, la entidad está formada por más de 600 miembros, que representan a la práctica totalidad del tejido económico español. Entre ellos, hay que destacar a aquellos que demuestran un especial compromiso con la marcha de la misma, formando parte de sus órganos de gobierno, como la Asociación de Empresas de Ingeniería, Montajes, Mantenimientos y Servicios Industriales (ADEMI), miembro corporativo de AENOR desde 1998 y elegido por los asociados para formar parte de su Junta Directiva.
La Normalización nació, fundamentalmente, para apoyar la actividad industrial. ¿Cómo la ayuda ahora?
La Normalización tiene su origen en los sectores industriales del siglo XIX, permitiendo el paso de una economía artesanal a la producción a gran escala. Desde entonces, ha evolucionado hasta tener, actualmente, una destacada presencia en numerosos sectores, recogiendo las grandes preocupaciones de la sociedad. Así, se ha producido una importante progresión en las normas de servicios y de acento social, en campos como la Sostenibilidad, el Medio Ambiente, la Seguridad o Sanidad, entre otros. Actualmente, unos 10.000 expertos españoles participan en alguno de los 210 Comités Técnicos de Normalización de AENOR. Sin embargo, el catálogo de normas español -a imagen del europeo y del mundial- sigue siendo mayoritaria-mente industrial. De hecho, sólo los sectores electrotécnico y eléctrico; gas, químico y petróleo; siderometalúrgico y automoción -tradicionalmente vinculados a la industria-, suponen más de la mitad del catálogo de normas de AENOR, actualmente compuesto por 31.500 documentos. Los aspectos industriales son objeto de un pormenorizado estudio por la Normalización. Déjeme que le ponga dos ejemplos de normas publicadas a lo largo de 2015: la UNE-EN 16310:2015, que establece la terminología para describir los servicios de ingeniería para edificios, infraestructuras e instalaciones industriales, y la UNE-EN ISO 15848-1:2015 sobre Válvulas industriales. Procedimientos de medición, ensayo y cualificación para emisiones fugitivas. Parte 1: Sistema de clasificación y procedimientos de cualificación para los ensayos de tipo de válvulas. Así, la industria puede reducir incertidumbre de forma notable a la hora de abordar una actividad o acceder a nuevos mercados, sean domésticos o exteriores. Las normas contienen las buenas prácticas y el consenso del mercado respecto a la mejor forma de abordar procesos importantes para las organizaciones, en los que se juegan su competitividad.
Se han publicado las nuevas versiones de las normas ISO 9001 e ISO 14001, y unas 50.000 empresas españolas tienen que adaptarse a ellas antes de tres años. ¿Cómo les afectarán los cambios?
Se trata de las dos principales herramientas para gestionar la calidad y el medio ambiente. La ISO 9001 ya la aplican más de un 1,1 millones de organizaciones en 187 países; por su parte, la ISO 14001 la han certifica-do unas 325.000 organizaciones. El principal objetivo de la revisión de estas normas es facilitar la integración de los distintos sistemas de gestión (calidad, medio ambiente, seguridad, etc.), y que éstos sean más accesibles para organizaciones de todos los tamaños y sectores de actividad. La ISO 9001 incorpora nuevos requisitos, como un mayor énfasis en el liderazgo de la dirección, la importancia del contexto de la organización y el concepto del riesgo. Asimismo, presenta un lenguaje más simple y claro. Por su parte, la ISO 14001 incorpora novedades, como la integración de la gestión ambiental en la estrategia de la empresa y la mejora de la comunicación a las partes interesadas. Las organizaciones certificadas con la actual versión de la norma dispondrán de un periodo de transición de tres años para adaptarse, hasta septiembre de 2018. AENOR las apoyará para que sea lo más asequible posible.
Las normas técnicas suponen el 1% del PIB español. ¿Qué beneficios económicos tienen para las empresas? ¿Cómo influyen en las exportaciones?
Las normas tienen un impacto directo en la cuenta de resultados de las empresas, pudiendo suponer, de media, hasta el 5% de los ingresos por ventas, según un estudio desarrollado por ISO entre empresas de todo el mundo. Además, las normas son el lenguaje que hablan los mercados internacionales. Son una tarjeta de presentación para las exportaciones. Sirven para abrir nuevos mercados y llegar a nuevos clientes. El 80% del comercio mundial está sujeto a normas, según cálculos de la OCDE. En España, el 77% de las empresas que destinan más de la mitad de sus ventas al exterior afirma que la Normalización aporta un incremento significativo de su capacidad exportadora, según un informe del Instituto de Estudios Económicos (IEE).
AENOR ha participado en los trabajos que han desembocado en la Agenda para el fortalecimiento de la industria. ¿Qué papel ha desempeñado?
Efectivamente, hemos participado, entre otros agentes, en la Agenda para el fortalecimiento de la industria. De entre las diferentes medidas agrupadas en torno a la Agenda, existen dos en las que la Normalización contribuye a alcanzar los objetivos: por un lado, continuar impulsando y apoyando la armonización técnica a nivel europeo e internacional en todos los sectores donde sea posible; por otro, promover la presencia nacional en los foros de normalización y estandarización para defender los intereses de la industria española. La introducción de tecnologías digitales supone una gran oportunidad para avanzar en competitividad industrial. Recientemente, se ha presentado la iniciativa Industria Conectada 4.0, que está en el marco de la Agenda. Aquí, de nuevo, se recalca el valor del marco regulatorio y la estandarización para promover la puesta en la marcha de la I4.0.
Muchas empresas españolas compiten con los gigantes industriales del mundo. ¿Qué evaluación hace del sistema español de calidad? ¿Qué falta para conseguir ligar definitivamente la calidad a la Marca España?
España tiene uno de los mejores sistemas de calidad del mundo. No hay nada más que ver las empresas que están ganando importantes concursos en los cinco continentes, muchas veces midiéndose con campeones de talla mundial. Pero hay que seguir trabajando para que la calidad esté tan extendida como necesita nuestra competitividad como país. De hecho, las empresas españolas vienen repitiendo primeros puestos mundiales en la certificación del Sistema de Gestión de la Calidad ISO 9001. Actualmente, son las séptimas del mundo, con cerca de 40.000 certificados, pese a que su parque empresarial no está entre los mayores del mundo. Desde luego que la calidad podría ser una característica distintiva de la Marca España. Característica que ayuda a vender productos y servicios en el exterior.
¿Qué beneficios tiene la certificación para las empresas?
La certificación por una entidad reconocida es una de las mejores cartas de presentación. Abre puertas en los mercados internos y exteriores. Las ventajas de la certificación pueden resumirse en tres: mejora de los procesos y eliminación de los costes -incluyendo los directamente monetarios- de la "no calidad" -este efecto es mayor, si cabe, en el caso de las pymes-; logra una mayor implicación de los profesionales con la consecución del trabajo bien hecho, de forma sostenida; y conlleva una mayor convicción en la transmisión a todos los públicos de una entidad, del compromiso con la calidad. Actualmente, cerca de 70.000 centros de trabajo en todo el mundo tienen alguno de los certificados de AENOR, que apoyan a las organizaciones en campos como la Gestión de la Calidad, Gestión Ambiental, I+D+i, Seguridad y Salud en el Trabajo, o Eficiencia Energética.
¿Hacia dónde evolucionará en el futuro la certificación?
Los certificados con mayor futuro son aquellos que responden a las demandas de la sociedad y, consecuentemente, del tejido económico. Por ello, están registrando un mayor desarrollo -y lo harán en el futuro- aquellos que apelan directamente a las inquietudes sociales y de las empresas como parte de la misma. Un ejemplo de nuevo certificado es el que acredita que se ha implantado un Sistema de Gestión del Riesgo que contribuye a minimizar aquellos riesgos globales que pueden afectar a las organizaciones, asegurando su sostenibilidad y la consecución de sus objetivos -ya se ha concedido la primera decena de certificados-. O el de Empresa Saludable, del que se ha concedido una treintena de reconocimientos.
¿Qué requisitos tiene que cumplir una empresa para conseguir los sellos de AENOR?
El compromiso de la dirección es clave; y desde ahí, a toda la organización, porque la calidad se hace entre todos. En primer lugar, debe implantar la norma a la que se refiera la certificación. Para ello, es habitual solicitar la colaboración de una consultora. AENOR no hace consultoría, precisamente para garantizar la independencia de la certificación. Una vez implantada la norma, pueden contactar a AENOR para que lo audite. Las certificaciones suelen tener un plazo de tres años. Durante este tiempo, la empresa se compromete a someterse a auditorías anuales de revisión con el objetivo de comprobar que la norma se sigue cumpliendo. | |