Presidente de UNESA

“Para caminar con paso firme hacia la descarbonización, es preciso disponer de un mix equilibrado”

LA APORTACIÓN A LA ECONOMÍA DE LAS EMPRESAS DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE LA INDUSTRIA ELÉCTRICA, UNESA, ASCIENDE A 20.303 MILLONES DE EUROS, LO QUE REPRESENTA EL 1,9% DEL PIB.


D. Eduardo Montes --

La industria eléctrica ha sufrido importantes transformaciones en los últimos años. ¿Cómo definiría su evolución para acabar con el déficit de tarifa?

El déficit de tarifa eléctrico (es decir, la diferencia entre los costes del sistema y lo recaudado a través de la tarifa) llegó a ascender en 2013 a cerca de 27.000 millones de euros; un problema de gran envergadura que puso en riesgo al sistema eléctrico español y al que se puso fin a través de la reforma eléctrica aprobada en dicho año por el Gobierno.

Una solución que, no obstante, y lejos de ser sencilla, supuso un auténtico trauma y un importante esfuerzo para el sector, que se vio obligado a hacer frente a recortes y nuevos impuestos para atajar el creciente déficit tarifario.

Con todo, y desde entonces, el déficit ha dejado de producirse; al contrario, el sistema registra un superávit que, desde el año 2014, se ha consolidado.

España acaba de ratificar el Acuerdo de París. Ahora nuestro país debe elaborar la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Un gran reto.

En efecto, España acaba de ratificar los acuerdos adoptados en París en la Cumbre del Clima de 2015. Como el resto de países de la Unión Europea, España está fuertemente implicada en el proceso de transición energética y en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

En este camino hacia una economía baja en carbono -y, en un futuro, con emisiones neutras- el sector eléctrico está llamado a ocupar un papel protagonista. En efecto, la descarbonización pasa necesariamente por la electrificación de la economía, de la mano de las nuevas herramientas de gestión de la energía que ponen a nuestra disposición las redes inteligentes, así como de las oportunidades que ofrece el desarrollo de nuevas tecnologías -de forma muy destacada, la movilidad eléctrica-.

En este sentido, merece la pena señalar que, recientemente, la Comisión Europea ha presentado un amplio paquete de propuestas normativas e informes bajo el nombre de “Energía limpia para todos los europeos”. Abarca las energías renovables, la eficiencia energética, el diseño del mercado eléctrico, la seguridad de suministro de electricidad y las normas de gobernanza de la Unión de la Energía. Todas estas propuestas se unen a las presentadas anteriormente, como la estrategia para una movilidad con bajas emisiones y la reforma del mercado de derechos de emisión, junto con la de fijación de los objetivos de reducción de emisiones de las tecnologías difusas (transporte, agricultura, etc.).

Estas normas se van a tramitar en las instituciones comunitarias a lo largo de 2017 y 2018, y ocuparán, previsiblemente, buena parte de la actividad regulatoria. Asimismo, van a definir las condiciones de contorno y los pasos para atraer las ingentes inversiones necesarias en esta transición energética.

En este proceso de descarbonización, ¿tendrán cabida todas las fuentes de generación?

Para caminar con paso firme hacia el nuevo escenario que supone la descarbonización, es preciso contar con las ventajas que ofrecen las distintas fuentes de energía y disponer, de este modo, de un mix equilibrado.

Las tecnologías renovables serán piedra angular de este proceso. De hecho, España ha hecho una fuerte apuesta por este tipo de generación, que ya llega a cubrir hasta cerca del 40% de la demanda eléctrica española.

Con todo, hay que tener en cuenta que estas tecnologías dependen de las circunstancias meteorológicas y, en ausencia de las condiciones adecuadas (viento, lluvia, sol), no están disponibles para abastecer el consumo eléctrico
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Por este motivo, es preciso contar también con fuentes de generación capaces de garantizar la seguridad del suministro eléctrico. Se trata de tecnologías que, como la nuclear y las térmicas, aportan estabilidad al sistema, ya que son capaces de asegurar el abastecimiento de energía en cualquier momento.

Por otro lado, desde UNESA pensamos que el camino de la transición energética debe transitarse con paso firme, pero no acelerado ni brusco. Muy al contrario, este proceso debe producirse de forma paulatina, conforme sea posible realizarlo en función del desarrollo tecnológico.

Además, para mejorar la sostenibilidad medioambiental hay que potenciar las nuevas tecnologías. ¿Cuáles destacaría?

El sector de la energía está ligado como pocos a la tecnología, a la investigación y a la innovación. Las compañías asociadas en UNESA desarrollan una intensa labor de I+D+i en búsqueda de mejorar las actuales fuentes de energía y descubrir otras nuevas que coadyuven a avanzar en los objetivos de seguridad del suministro eléctrico, sostenibilidad y competitividad.

Con todo, pensamos que las nuevas formas de generación no deben implantarse de forma masiva hasta alcanzar un adecuado nivel de madurez. De otro modo, su desarrollo iría en contra de la lógica económica y se caería en el riesgo de incurrir en burbujas que, sin duda, deben evitarse.

El 70% de la factura del consumidor final corresponde a costes, impuestos y otros peajes. ¿No cree que debería revisarse el sistema eléctrico?

La factura eléctrica española es una de las más elevadas de Europa, pero no por el precio del suministro de energía (que es competitivo y se encuentra en la media baja de los de la UE), sino porque en ella se incluyen una serie de partidas que, a nuestro entender, no deberían estar en el recibo.

Se trata de costes de políticas energéticas y sociales adoptadas por los distintos Gobiernos a lo largo de los años (primas a tecnologías renovables, solidaridad interterritorial, financiación del déficit de tarifa, entre otras) e impuestos (un IVA máximo, del 21%, más un impuesto eléctrico del 5%).

Estos costes, que representan cerca de la mitad del total, no están vinculados en realidad al suministro de la energía, pero los acaban pagando los consumidores a través de su recibo.

En mi opinión, dichos sobrecostes suponen un lastre para la factura y, por ello, deberían eliminarse de la misma, lo que sin duda sería de gran ayuda para los consumidores, especialmente para los de menor renta.

Centrándonos en el consumidor, el recibo de la luz del mes de enero será el más caro de la historia para los que no están en el mercado libre. Y hablamos de 12 millones de usuarios. ¿A qué es debido? ¿A la nueva tarifa, que entró en vigor a mediados del año pasado? ¿A las condiciones meteorológicas?

En el pasado mes de enero los precios de la energía fueron excepcionalmente elevados porque concurrieron una serie de circunstancias que provocaron un gran aumento de la demanda de energía y, a la vez, una importante reducción de la oferta.

En concreto, la demanda aumentó notablemente debido a las bajas temperaturas (en medio de una ola de frío que afectó a todo el continente) y a la mayor demanda procedente de Francia, donde se dio la circunstancia de tener la mayor parte de sus centrales nucleares paradas (por revisiones y cuestiones técnicas).

En el lado de la oferta, la ola de frío se caracterizó por una ausencia de viento y lluvia que hizo que no hubiera disponibilidad de energía eólica ni hidráulica, de tal modo que el sistema eléctrico tuvo que recurrir a otras tecnologías, cuyo precio de entrada en el pool es superior (ciclos combinados de gas y carbón, fundamentalmente).

Se añadió, además, la subida de la cotización de los productos petrolíferos en los mercados internacionales.

En conclusión, la suma de todos estos factores dio lugar a un importante incremento de los precios energéticos.

Debemos recordar, no obstante, que este aumento del precio de la energía sólo afectó a los consumidores con un contrato sujeto al mercado, no así los que tienen otro tipo de contrato negociado con una compañía comercializadora en el mercado liberalizado. Además, esta subida sólo tuvo repercusión en la parte del recibo eléctrico que se corresponde con la energía (aproximadamente, un 35% del mismo).

Para finalizar, en el marco del convenio de colaboración para impulsar la prevención de riesgos laborales firmado con ADEMI y SEDIGAS, acaban de celebrar el III Congreso Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo. ¿Está ya en marcha la cuarta edición?

Para las compañías asociadas en UNESA (EDP, Endesa, Gas Natural Fenosa, Iberdrola y Viesgo) es absolutamente primordial la seguridad y salud de sus trabajadores, como así lo evidencian las bajas cifras de accidentalidad. Fruto de este compromiso con la seguridad, hace ya más de tres años se puso en marcha esta iniciativa, junto con SEDIGAS y ADEMI.

En cada una de las tres ediciones celebradas por el momento se ha puesto el foco en un aspecto diferente, vinculado siempre a la seguridad laboral de los trabajadores de los sectores de la electricidad, el gas y las empresas de sus cadenas de suministro.

Así, la última edición, que se celebró en noviembre de 2016, se centró en la gestión emocional como pilar de la empresa saludable.

Esperamos que, en su cuarta convocatoria, este congreso, convertido ya en referente en cuestión de seguridad, aborde nuevas perspectivas que contribuyan a incrementar la concienciación y a continuar mejorando cada día.