El sector de las comunicaciones móviles representa más del 40% del mercado total de las telecomunicaciones por ingresos. El año pasado, la banda ancha móvil facturó más que la banda ancha fija. El 85% de la cuota del mercado de banda ancha móvil se la reparten entre los tres grandes operadores-Telefónica, Vodafone y Orange-, siendo casi el 10% del cuarto operador, Másmóvil; lo que deja apenas un 5% al resto de operadores presentes en el mercado. El patrón de consumo de los más jóvenes está marcado por gran cantidad de contenidos a través de dispositivos con accesos móviles. Y en el futuro cercano viviremos en una realidad del Internet de las cosas.
Además, si tenemos en cuenta que los usuarios, en más del 56%, optan por cambiar de operador por razones de ahorro, y casi el 29% por contratar ofertas convergentes, esto da una idea de la importancia de asegurar que los operadores alternativos (ajenos a esos cuatro grandes operadores) puedan competir en el mercado, asegurando una competencia que lleve a mejores precios y calidades para los consumidores.
Así las cosas, se esperaría un ejercicio de la promoción de la competencia en cada una de las medidas regulatorias que adoptan las diferentes instituciones nacionales.
Lejos de ser así, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha publicado recientemente su Resolución, según la cual se eliminan las obligaciones hasta ahora impuestas a los operadores móviles de red (Telefónica, Vodafone y Orange) de dar acceso a sus redes a operadores móviles alternativos (“móviles virtuales - OMVs”) a precios razonables. Con esta mínima intervención regulatoria se consiguió la entrada de operadores alternativos que dinamizaron el mercado móvil, consiguiendo reducir los precios que pagamos los usuarios y una mejora en la calidad de los servicios que recibimos. Sin embargo, con el nuevo marco regulatorio se presentan serias dudas acerca de qué va a suceder.
¿Le ha sorprendido la decisión de la CNMC de suprimir las obligaciones que tienen los operadores de red móvil?
No diría que me ha sorprendido porque ya hubo hace años un proyecto anterior en el que se anticipaba lo que ha ocurrido ahora. Siempre ha habido corrientes enfrentadas dentro del regulador respecto de este tema. Quizá lo más sorprendente es ver cómo la CNMC concluye que el mercado minorista de comunicaciones móviles es competitivo sobre la base de un análisis que parte de datos de mercado obsoletos y de los que se hace una interpretación intencionada. Esto solamente puede explicarse desde un ejercicio inverso. Es decir, que se hubiera tomado la decisión política de no regular a los grandes operadores de redes y hubiera que hacer un ejercicio intelectual de justificación de esa decisión previamente tomada.
No tiene ningún sentido que el regulador decida que este mercado no debe regularse cuando declara de forma expresa que, efectivamente, existen barreras estructurales de entrada en el mercado y que éstas no se resolverán a medio plazo; y cuando ha sido incluso reconocido por el grupo de reguladores europeos -ya en 2008- que, en situaciones del tipo que se presentarán, el derecho de la competencia puede resultar insuficiente para probar la conducta anticompetitiva colectiva, siendo las medidas regulatorias ex ante más efectivas para prevenir fallos de mercado y asegurar el desarrollo de un mercado competitivo.
Ante esta situación, ¿cree que la regulación continúa siendo necesaria?
El mercado de comunicaciones móviles necesitó de esa mínima regulación para eliminar los impedimentos impuestos por los operadores de red establecidos a que otros agentes económicos entraran en un mercado supuestamente abierto al libre ejercicio de empresa.
Sin esa mínima regulación, difícilmente se habría producido la entrada de operadores móviles virtuales -proveedores alternativos de servicios al usuario final-, verdaderos dinamizadores de un mercado que, sin su presencia, contaba con precios excesivos, de los más altos de Europa. Aún con esa regulación, la cuota de mercado de los OMVs no llegó nunca a los niveles de otros países europeos. Y actualmente, con los datos de las operaciones de concentración del mercado, la cuota de mercado de todos los OMVs juntos no llega al 8%. Y entre ellos hay que contar con los OMVs low cost que pertenecen a los operadores de red y que, por tanto, no son independientes sino posibles herramientas de los operadores de red para eliminar potencialmente del mercado a verdaderos competidores.
A día de hoy, por el estado del mercado y la experiencia que he vivido en el sector, considero que se debería haber mantenido la regulación que, en cualquier caso, era de mínima intervención.
Los operadores de red argumentan que España era una excepción en Europa, donde casi en ningún país se impuso la obligación ex ante de dar acceso a sus redes a precios razonables.
España solamente era una excepción en cómo se reguló la obligación de dar acceso a las redes de los operadores, pero no es cierto que otros países no hayan asegurado el acceso a esas redes a través de otros medios.
España tuvo que regularlo como lo hizo a falta de otras medidas y previsiones de las instituciones. Es más, en su momento, la CMT fue clave para convencer a la Comisión Europea de que esa regulación era necesaria en el mercado español.
Sin embargo, a diferencia de lo que sucederá en España, otros Estados europeos se han ocupado de asegurar la posible presencia de más competidores, independientes de los operadores de red, en el mercado minorista mediante la obligación impuesta a los operadores a dar acceso a sus redes como consecuencia de los procesos de consolidación en el mercado.
En España, el proceso de consolidación ha sido diferente (más entre operadores fijos y móviles, por la especial característica del mercado español, donde priman las ofertas convergentes) y a nadie se le ha ocurrido introducir estas obligaciones para los operadores de red. Sin embargo,ahora se procede a desregular el mercado, no habiendo previsto medidas que sí han sido impuestas en otros mercados -como el alemán, el austríaco, el irlandés-. O medidas, como en Francia, donde la propia licencia del operador de red le exige dar acceso a OMVs.
Los usuarios españoles vamos a acabar pagando estas políticas y decisiones en la forma de mayores precios y menores alternativas en los servicios. Esa es siempre la consecuencia de una falta de verdadera competencia en el mercado. De hecho, durante 2015 -cuando se habían producido las primeras operaciones de consolidación-, los precios minoristas ya comenzaron a estabilizarse, frenando la tendencia descendente de los cuatro años anteriores.
¿Qué necesitan los OMVs para poder competir con los operadoresde red?
Para que los OMVs puedan dar servicios en condiciones competitivas a los usuarios (y así se mantenga la presión competitiva en el mercado minorista) necesitan dos elementos clave: precio y acceso a nuevas tecnologías.
La CNMC en su Resolución incluso llega a revisitar la Historia, cambiando el contenido de su propia respuesta a una consulta que le planteó la Asociación de operadores móviles alternativos (AENOM). El argumento de la CNMC en su respuesta fue que el mercado de acceso mayorista a redes móviles no está definido en relación con una tecnología concreta, de forma que el acceso en 4G no estaba excluido, como no estaría ninguna nueva tecnología en el futuro.
Extrañamente, la CNMC en su Resolución esgrime que en la respuesta a la consulta de AENOM ya valoró que los operadores de red debían dar acceso en 4G puesto que esta tecnología ya la venían ofreciendo ellos durante un plazo razonable de tiempo. No es el mismo argumento y preocupa que la CNMC esté ya anticipando su posición a futuro sobre qué tipo de acceso podrán esperar los OMVs de los operadores de red, y cuánto tiempo podrían tener que esperar para poder ofrecer a sus clientes las mismas calidades y tecnologías que su operador anfitrión ofrece a sus propios clientes. Es otra forma de avisar a los operadores móviles alternativos el futuro que les espera y el perfil de cliente que podrán tener.
También revisita la Historia cuando dice que los contratos de acceso han sido renovados sin necesidad de intervención regulatoria. No es cierto. Las prácticas dilatorias son, en muchas ocasiones, equivalentes a una negativa de acceso. El regulador sabe muy bien que su intervención ha sido necesaria en varias ocasiones. Y que sin ella los OMVs afectados por los obstáculos impuestos por el operador anfitrión hubieran podido ser expulsados del mercado, poniendo en riesgo los servicios a sus clientes y las inversiones realizadas por estos operadores.
¿Qué opciones tiene la CNMC?
La obligación del regulador es fomentar la competencia en el mercado en beneficio de los usuarios. Su función no es decidir el diseño del mercado ni asegurar una repartición del mismo entre un número y un tipo determinado de operadores. Ha habido manifestaciones institucionales que denotan una cierta satisfacción institucional con la existencia de cuatro operadores convergentes en el mercado. También parece condicionado el regulador por la necesaria consecución de objetivos políticos, como puede ser la agenda digital europea 2020, para la que necesitan del compromiso de inversiones de los grandes operadores de redes o por la necesidad de compensar a esos grandes operadores de redes el daño económico que pudiera causarles la decisión europea de eliminar las tarifas de roaming europeo.
Lo que nos queda es que la CNMC esté especialmente atenta e intervenga con celeridad (incluso de oficio, que puede) para resolver situaciones conflictivas que se producirán por las posibles negativas de los operadores de red a dar condiciones razonables de acceso a los OMVs en un futuro. |