Los indicadores muestran que la situación económica va mejorando. ¿Notan este repunte las ingenierías españolas?
Efectivamente, los indicadores anuncian una revitalización que es positiva, pero no suficiente. De hecho, los nuevos Presupuestos que se han presentado demuestran que la inversión en obra pública en nuestro país sigue siendo muy baja y no soluciona el problema que arrastra España desde el inicio de la crisis. Son 1.208 millones de euros más, pero 1.000 menos que en 2016. No hay motivo por tanto para el optimismo.
En el mercado nacional, la inversión pública debería ser el gran motor de la actividad del sector. Pero hoy por hoy no lo es.
Por otra parte, y como un factor positivo, la entrada en vigor de la nueva Ley de Contratos del Sector Público debería desterrar la práctica de que las Administraciones adjudiquen los contratos de ingeniería por subasta. Un sistema que no sólo ha sido una “pesadilla” para el sector, sino también para el buen hacer de las infraestructuras en España.
Fuera de España, es el proceso de internacionalización lo que les ha permitido a las empresas de Tecniberia incrementar de forma significativa su facturación.
En 2013, la facturación internacional suponía menos de la mitad del negocio total de las empresas de Tecniberia y ahora supone ya el 75% -y esto les está reportando considerables éxitos, como la adjudicación de proyectos emblemáticos de infraestructuras en Europa, América y Asia-.
De modo que el aumento de la facturación se debe al mercado internacional.
Sí, el aumento se debe al mercado internacional que hoy representa más del 75% de la facturación de nuestras empresas, con proyectos como la integración urbana de la línea de Alta Velocidad de la ciudad de Los Ángeles, en el que participa Sener, la participación de Typsa en el Metro de Estocolmo y en el desarrollo de la Alta Velocidad ferroviaria en Reino Unido, o la adjudicación a Técnica Reunidas de la expansión y modernización dela refinería de Sitra en Bahrein.
Otros ejemplos, por citar sólo algunos de ellos, son BAC engineering, que supervisa el diseño, ejecución de obras y equipamiento de la terminal de contenedores de Moín, en Costa Rica. O Grupo Inclam, que desarrollará uno de los proyectos más emblemáticos del Sudeste Asiático en el periodo 2018-2022 de “Control de Inundaciones” en Filipinas, promovido por el Banco Asiático de Desarrollo (ADB). También Eptisa, con el Proyecto Marmara y para la mejora de la línea ferroviaria en Estambul Gebze-Haydarpasa y Sirkeci-Halkali.
Muchas de nuestras ingenierías no son grandes empresas. ¿Cómo ayudan desde Tecniberia para que sean competitivas en el exterior?
En Tecniberia hemos apostado por la internacionalización. Creemos que el Gobierno debería entender la internacionalización de la ingeniería como una cuestión de Estado. Por eso proponemos unas líneas muy concretas que pasan por reforzar la diplomacia comercial para facilitar la participación de las empresas españolas de ingeniería en grandes proyectos internacionales, apoyar esta salida al extranjero con instrumentos financieros, así como habilitar un marco fiscal que favorezca este proceso. Y ello sin olvidar una apuesta más decidida por la innovación.
En el día a día, desde la Asociación buscamos el permanente desarrollo de actuaciones que potencien y apoyen la actividad internacional de todas nuestras empresas. Y en el caso concreto de las pequeñas y medianas empresas hemos establecido algunas líneas de acción orientadas a ofrecer alternativas con las que encarar la internacionalización y los continuos retos que se derivan.
Por un lado, buscamos acercar el conocimiento y las oportunidades de negocio de los mercados que consideramos de mayor potencial para las ingenierías españolas; así como las herramientas y soluciones que diversos organismos públicos -como ICEX, Cámaras de Comercio, Oficinas Comerciales, ICO y COFIDES, etc.- ponen a disposición de las empresas del sector. Prueba de ello es que, a inicios de este año, Tecniberia ha firmado un convenio de colaboración con COFIDES por el que ambas instituciones nos proponemos cooperar para impulsar la implantación exterior de las empresas de ingeniería -con especial atención a las pymes del sector-, facilitándoles opciones de acceso a crédito y la identificación de proyectos.
Asimismo, ante las limitaciones lógicas de dimensión y capacidad financiera para las ingenierías de menor tamaño, continuamos apoyando firmemente el fomento de las alianzas estratégicas, que consideramos clave para abordar proyectos en el exterior ya que facilitan el cumplimiento de los requisitos del cliente, sea público o privado.
Éstos son algunos de los caminos que hasta ahora seguimos para ayudar a las pymes de ingeniería a competir en el exterior. No obstante, tenemos la necesidad de contar con el apoyo de las Administraciones Públicas, y el impulso de medidas que garanticen la expansión y consolidación de nuestras empresas en otros mercados.
Los Presupuestos presentados por el Gobierno para 2018 prevén un incremento en Infraestructuras del 16,5% respecto a 2017. ¿Es un dato positivo?
Positivo sí, pero no suficiente para reactivar el sector. Un incremento de inversión siempre es un dato positivo, siempre que luego se ejecute. Pero el peso de los trabajos de ingeniería en los proyectos de infraestructuras que se realizan en España es muy reducido: supone apenas el 3% del contrato cuando en otros países como Alemania se sitúa en el 5%. Si tenemos en cuenta además bajas del 50% o de hasta del 64% como hemos visto en los últimos años, el valor que se asigna a la ingeniería pasa a ser ridículo. Y el dinero que se niega a la ingeniería redunda en sobrecostes y paralizaciones de las obras.
La patronal sigue esforzándose para que en las licitaciones se valore más la calidad de los proyectos que el precio. ¿Se va avanzando en este sentido?
Avanzamos, más lento de lo que nos gustaría, pero avanzamos. Entidades del sector público como Adif han entendido que la situación actual estaba provocando que los proyectos salieran con carencias. Las obras se retrasan y se encarecen, cuando no se tienen que paralizar. Y esto, a largo plazo, es un gran coste para el erario público. Por ello, sin necesidad de que cambiara la ley, ya han modificado sus pliegos para valorar más la calidad de los proyectos que el precio.
Sin embargo, hay otros organismos que siguen utilizando la subasta como método para adjudicarse concursos. Creo que es sabido que el uso de la subasta para la contratación de trabajos de tipo intelectual, como la ingeniería, produce a largo plazo efectos perversos. Esperamos que con la entrada en vigor de la nueva LCSP el resto de entidades públicas hagan lo mismo.
Además, la nueva Ley de Contratos del Sector Público -que entró en vigor en marzo de este año, ayudará a que las adjudicaciones sean más transparentes y no “al mejor postor”.
La nueva Ley de Contratos del Sector Público (LCSP) valora la calidad de los proyectos por encima del precio de licitación. De esta manera, se elimina la posibilidad de poder adjudicar mediante subasta proyectos de consultoría de ingeniería, donde el carácter intelectual pesa sobre los demás aspectos.
La Ley implica, además, un avance sustancial sobre la legislación existente, al especificar que en los contratos de servicios que tengan por objeto prestaciones de carácter intelectual -como los servicios de ingeniería y arquitectura- se aplicará más de un criterio de adjudicación, no pudiendo ser el precio el factor determinante de la adjudicación. Así, los criterios relacionados con la calidad deberán representar, al menos, el 51% dela puntuación asignable en la valoración de las oferta.
Para finalizar, háblenos de la iniciativa del Semáforo Lema en Twitter.
Mi primera reacción ante la posibilidad de hacerme una cuenta en Twitter fue de rechazo. ¿Yo en Twitter? Sin embargo, me he dado cuenta de que estaba equivocado. Que Twitter es un canal tan válido como otros para hablar sobre el sector y, sobre todo, con los del sector: empresas de ingeniería, constructoras, periodistas...
Fue ahí donde surgió la idea de hacer un semáforo, una manera de valorar la semana, de ser crítico, pero desde la construcción y el esfuerzo. Rojo, amarillo y verde. Está todo inventado. Decía Tácito que “quien se enfada con las críticas, reconoce que las tenía merecidas”. Y me incluyo. Se trata de construir y quién sabe si algún día todas las luces del semáforo serán verdes.
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