El sector representa un eslabón básico e imprescindible en la cadena del tejido industrial de nuestro país. Las empresas que operan en el mismo ejecutan y ponen en funcionamiento obras estratégicas que marcan la modernización en procesos clave, como las comunicaciones, el transporte, la generación y distribución eléctrica, la construcción de refinerías, etc.; contribuyendo no sólo a su construcción, sino también al mantenimiento y conservación de las mismas.
El sector participa activamente en la ejecución de grandes proyectos, tanto públicos como privados, en materia de energía, seguridad, transporte (aéreo, terrestre, marítimo y de ferrocarriles), ejecutando nuevas obras, modernizando instalaciones, prestando servicios auxiliares y dando su apoyo técnico en la propia definición de los proyectos.
Durante los años que ha durado la crisis económica, el sector pasó de facturar más de 15.000 millones de euros en el mercado nacional, a 6.000 millones de euros en 2017, lo que representa una caída del mercado doméstico de más del 60%.
Afortunadamente, nuestras empresas han tenido siempre una gran vocación exportadora que han intensificado facilitando la internacionalización del sector. Fruto de todo ello, la facturación en este mercado alcanzó los 10.000 millones de euros, lo que supone un 63% del total; lográndose, además, una importante presencia en los mercados internacionales, tanto emergentes como desarrollados.
Nuestra imagen y la calidad de las ofertas nos han llevado a superar con éxito concursos internacionales en todos los ámbitos de su actuación, siendo las empresas de ADEMI las principales actoras en algunas actividades, como el transporte y la transformación de energía, las plantas degeneración o las energías renovables.
Estos últimos años 2016 y 2017 están siendo los años de reestructuración del sector, con caídas del 14,7% en la cifra de facturación del mercado en 2016 y del 3,6% en 2017. El año 2018 se presenta con una mayor estabilidad.
Las empresas de ADEMI somos los protagonistas de un sector muy importante, a pesar de la caída del mercado de los últimos años. Hemos sido capaces de alcanzar una cifra de ventas agregada de 16.000 millones de euros, casi el 1,5% del PIB español, de los cuales el 65% provienen del mercado internacional.
Además, somos un gran motor de empleo directo, más de 120.000 personas; y un gran tractor de pymes: más de 2.000 participan de la cadena de valor generada por nuestras empresas.
Nuestra principal debilidad es la escasa rentabilidad actual del sector, en torno al 3%.
Ante la caída del margen de nuestras operaciones, tenemos que reaccionar siendo cada vez más eficientes, y teniendo claro que las principales magnitudes que tenemos que perseguir son la generación de caja y la reducción de la deuda corporativa de nuestras empresas.
Y ADEMI, ¿cómo afronta este año 2018?
Cada empresa de la Asociación gestionará la búsqueda de la eficiencia, con sus sistemas, su cultura y sus políticas.
Desde ADEMI, impulsamos estas mejoras de eficiencia en los ámbitos en los que puede trabajar nuestra Asociación, con la política marcada desde nuestra Junta Directiva y puesta en marcha por nuestros Comités de Prevención, Formación, Laboral y Calidad, que son nuestro elemento vertebrador y nuestra carta de presentación más poderosa.
Quiero remarcar el esfuerzo que se está haciendo desde la Asociación por la prevención de riesgos laborales y la formación.
Desde hace dos años, se han estado abriendo centros deformación en Madrid y Barcelona, que están teniendo un éxito arrollador. Estos centros de formación engloban el saber hacer de nuestras empresas y se han convertido en puntos únicos de prácticas y entrenamiento; y están consiguiendo que clientes e instituciones conozcan mucho mejor nuestras capacidades, y se admiren de una forma singular de entender el compromiso con la prevención de riesgos laborales y con la formación.
Sin duda, contar con una política comprometida con la prevención de riesgos laborales y formar a nuestra gente mejora notablemente la eficiencia de nuestras empresas.
La prevención de riesgos laborales es un compromiso ético con la protección y la vida de las personas, pero a quien quiera verlo en términos económicos le diría que el coste de la no prevención es mucho mayor que el de la prevención, y algo parecido vale para la formación. Decía Henry Ford, que “sólo hay algo más caro que formar a tu gente y que se vaya, y es no formarla y que se quede”.
Como dato significativo, señalaré que este año se van a formar a más de 8.000 personas en nuestros centros.
Además de la prevención, también realizamos jornadas sobre calidad, medio ambiente y gestión de residuos, con una importante participación y asistencia.
Por último, destacar el trabajo realizado por nuestro Comité Laboral con la presencia en diferentes negociaciones de los Convenios del Metal, así como la puesta en común delos diferentes cambios legislativos y normativos, haciendo más fácil la adaptación de la empresa a los mismos.
Para finalizar, ¿desearía añadir algo?
Simplemente, enviar un mensaje de optimismo y confianza. Creo que estos tiempos difíciles nos han hecho mejorar en lo que sabemos hacer; y, al mismo tiempo, innovar, tener una visión más global, y encontrar nuevas alternativas y soluciones.
Estoy convencido de que el buen hacer de las empresas que formamos ADEMI continuará generando riqueza y actuando como tractor de nuestro sector.