Presidente de CEPYME

"La economía española sale de la atonía posterior a la crisis"

CEPYME ES LA ORGANIZACIÓN EMPRESARIAL MÁS REPRESENTATIVA EN EL ÁMBITO ESTATAL, EN LA QUE SE FOMENTAN Y DEFIENDEN LOS INTERESES DE LAS PYMES Y DE LOS EMPRESARIOS AUTÓNOMOS, QUE REPRESENTAN EL 99,8% DEL TEJIDO EMPRESARIAL DE NUESTRO PAÍS.

D. Antonio Garamendi --


Recientemente, ha sido nombrado presidente de CEPYME, la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa. En sus orígenes, agrupaba a organizaciones territoriales provinciales. Ahora, agrupa a más de 3.000 organizaciones empresariales. Debe ser complicado velar por los intereses de todos.

En primer lugar, que empresarios de toda España y de todos los sectores hayan confiado en mí para presidir CEPYME es motivo de satisfacción, pero también de responsabilidad porque la tarea es, como dice, complicada y exigente, pero también ilusionante.

Se trata de defender a un colectivo de millares de empresas, el 99,8% de todas las del país, que son responsables del 75% del empleo y del 64% del valor añadido bruto que genera nuestra economía.

Y eso, en un momento verdaderamente difícil, después de una crisis que ha sido devastadora para las pymes, hasta el punto que en estos ocho últimos años han desaparecido 303.000 pequeñas y medianas empresas; más de la mitad, de menos de diez trabajadores.

Sin embargo, también es cierto que cuento con el apoyo de la organización en el sentido más amplio, con el respaldo de sus organizaciones sectoriales y territoriales, que son su espina dorsal, y con la voluntad de todos de colaborar en la defensa de los intereses de las pymes en todos los ámbitos.

¿Va a seguir la línea de actuación de su antecesor o ha iniciado un proceso de modernización?

Sin entrar a valorar la gestión anterior, es cierto que pretendo mejorar todo lo que sea posible, y aspiro a que CEPYME represente y defienda al colectivo de pequeñas y medianas empresas eficientemente, de modo leal y responsable y con independencia. Eso supone, sobre todo, coherencia para defender nuestros principios y capacidad de influencia para hacer llegar nuestros planteamientos al conjunto de la sociedad.

Las organizaciones empresariales tienen un papel reconocido como vertebradoras de la sociedad española, y no sólo en temas laborales sino en cuestiones económicas, tecnológicas, internacionales, formativas y en las que afecten a los sistemas de protección social.

Esa responsabilidad de agente social es la que pretendo que ejerza CEPYME para contribuir a la defensa y el desarrollo de las pymes españolas, lo que equivale a decir el desarrollo económico y social de nuestro país. 

Afortunadamente, hay síntomas de que la coyuntura económica está cambiando. ¿Cuál es la hoja de ruta que va a seguir para lograr que las pymes y autónomos españoles sean competitivos?

Efectivamente, empezamos a ver que cambia la tendencia. El año 2014, ha sido moderadamente positivo si se compara con los anteriores, y la economía española sale de la atonía posterior a la crisis.

El escenario que se abre en 2015 es el de la recuperación económica con aumento del empleo. Probablemente, estemos creciendo ya en el entorno del 3% anual en términos de actividad productiva, bajo un contexto de reducido crecimiento de los precios y un ambiente de mejora en las condiciones de financiación. Sin embargo, las pymes, que son las primeras afectadas por una crisis, son también las últimas en sentir la recuperación.

Para que esa recuperación repercuta en el aumento de la facturación y en el crecimiento de las empresas, se deben ir mejorando los márgenes operativos y las rentabilidades económicas y financieras de estas empresas, y se deben adecuar sus niveles de endeudamiento conforme a esa mejora de resultados.

Las pymes sufren todavía problemas ocasionados por los desequilibrios previos a la crisis (patrón de crecimiento demanda interna, endeudamiento, productividad y competitividad) y la experiencia negativa de estos últimos años condiciona, en gran medida, sus decisiones de inversión.

Son muchas las políticas específicas dirigidas hacia ellas que deben mejorar. Desde las facilidades a la creación de empresas o la desregulación y eliminación de cargas administrativas, a las mejoras en la contratación pública y el acceso a la financiación; pasando por la cualificación, la innovación o la internacionalización.

El mayor obstáculo es la obtención de crédito. ¿Cómo cree que se pueden paliar los problemas de liquidez de las pymes? ¿Qué papel tienen las Sociedades de Garantía Recíproca?

Es cierto que la financiación bancaria que llega a las pymes se está recuperando. Distintas iniciativas públicas han contribuido a mejorar esta vía de financiación, pero no es suficiente.

Es necesario habilitar instrumentos financieros y mejorar los existentes para que sean capaces de ofrecer a las pequeñas empresas financiación a largo plazo para las inversiones y las necesidades de flujo de efectivo.

Buenas fórmulas pueden ser los préstamos participativos y créditos subordinados, o la aportación de mayores garantías y cobertura para este tipo de operaciones, radicando su gestión y operativa a través del sistema nacional de Sociedades de Garantía Recíproca.

Desde CEPYME consideramos que es deseable una mayor diversidad de instrumentos financieros que permita reducir la excesiva bancarización que hemos presentado a la hora de financiar nuestros proyectos. Pero esa diversificación debe ir unida a mejores niveles de formación financiera y sistemas de información de instrumentos de financiación nuevos y alternativos para las empresas de menor dimensión.

Otro gran problema es el no cumplimiento con los plazos de pago. ¿Cómo vigilan desde la Confederación la morosidad en las operaciones comerciales entre empresas, y entre éstas y las Administraciones Públicas?

España es uno de los países que paga en sus operaciones comerciales con más demora respecto a los plazos legales establecidos en la normativa común a todos los países de la Unión Europea, lo que aumenta las necesidades de financiación y tiene unos efectos graves sobre la competitividad y la rentabilidad de las empresas, especialmente las pymes.

CEPYME se ha comprometido estratégicamente para erradicar el problema de la morosidad, que conlleva ese retraso en los pagos, y trabaja en colaboración con la Dirección General de Pymes para identificar sus causas y definir medidas que reduzcan esa “cultura de la morosidad”.

El problema debe afrontarse desde una perspectiva de consenso y de colaboración; teniendo en cuenta el fomento y defensa de la iniciativa privada, y el respeto máximo de los principios legales de la competencia empresarial.

La creación de nuevas empresas es una herramienta dinamizadora de la economía. ¿Cómo apoyan a los jóvenes emprendedores desde CEPYME?

Para mí, esta cuestión de la creación de empresas es especialmente sensible y prioritaria. Mi participación en organizaciones empresariales partió de la inquietud por la creación de empresas y, así, fui primero presidente fundador de la Asociación de Jóvenes Empresarios del País Vasco (AJEBASK), luego presidente de la Confederación Española de Jóvenes Empresarios (CEAJE) y después presidente de la Confederación Iberoamericana de Jóvenes Empresarios (CIJE).

En CEPYME, ese apoyo al espíritu empresarial y a los nuevos empresarios ha sido siempre una prioridad por el convencimiento de que en ellos reside el futuro de nuestro tejido empresarial y, en consecuencia, de la generación de riqueza y empleo en nuestro país.

Probablemente, la mejor manera de apoyarlos sea conseguir un marco normativo y administrativo que favorezca la actividad empresarial en todas sus etapas, tanto al inicio como en su desarrollo y consolidación; y eso es lo que, desde CEPYME, venimos reivindicando ante los poderes públicos.

Pero, por ir a actuaciones concretas, le diré que, recientemente, hemos puesto en marcha dos iniciativas relevantes de apoyo a aquellos que quieren convertirse en empresarios.

Por un lado, hemos desarrollado la plataforma Vía-E de apoyo al emprendimiento, que facilita las herramientas y los recursos necesarios para que los empresarios y los orientadores laborales puedan abordar el proceso de creación de una empresa. En este sentido, ofrece información práctica sobre los pasos a seguir para poner en marcha una empresa desde el inicio, con consejos que conviene tener en cuenta antes de iniciar esta aventura, la elaboración del modelo de negocio, dinámicas para desarrollar la creatividad o pautas para iniciar procesos de innovación, entre otros.

Paralelamente, estamos llevando a cabo una iniciativa novedosa en el ámbito de la formación, con el desarrollo de un programa formativo para el fomento del espíritu empresarial, cuyo objetivo es proporcionar conocimientos y habilidades útiles a los futuros empresarios y autónomos, con el fin de mejorar las posibilidades de supervivencia de las nuevas empresas y garantizar su viabilidad. Uno de los pilares de este programa es un curso Mooc sobre ¿Cómo crear tu propio negocio?, centrado en el desarrollo de ideas de negocio, la promoción del emprendimiento y el autoempleo como salida profesional, y los factores estratégicos para emprender con éxito un proyecto empresarial.

Para finalizar, conoce perfectamente la situación de la industria energética española, dado que ha ocupado la presidencia de la Comisión de Industria y Energía de la CEOE. Desde su experiencia, ¿puede decirnos cómo ve la actual situación del país en este ámbito?

España tiene uno de sus grandes retos en conseguir un suministro energético seguro, fiable, barato y lo menos contaminante posible. La competitividad, la garantía de suministro y el respeto al medio ambiente deben ser los objetivos centrales de la política energética.

Eso supone apostar por la innovación y la inversión en eficiencia energética, sin perderse en los caminos de más reglamentación y restricciones, y centrándose en favorecer la asunción de tecnologías y productos energéticamente sostenibles y ya disponibles.

Es necesario modernizar toda la cadena de generación, transmisión y distribución de electricidad para lograr una mayor seguridad energética, con mejores infraestructuras y redes y con un mix de fuentes de generación, sin exclusiones por motivaciones no técnicas; que permita un suministro seguro, previsible y a precios razonables y sin distorsiones, lo que debería empezar por sacar de la tarifa eléctrica los costes políticos.

Nuestra industria energética está a la cabeza de la carrera innovadora, y que eso se traslade al suministro necesita de una normativa que permita desarrollar las infraestructuras necesarias y llevar la eficiencia energética al mercado, más que regulaciones para sobrecontrolar y limitar las tecnologías.